miércoles, 18 de marzo de 2009

A los obispos les gustan los niños y los linces, pero no las niñas

Los obispos han iniciado la campaña electoral de la europeas apuntalando una estrategia de desgaste contra el Gobierno de Zapatero y aprovechando el debate sobre la ley de plazos del aborto: "Protege mi vida". Con toda seguridad, a Zapatero no le va mal esta evangelización preconciliar de la curia... quizá le ayude a activa el voto antieclesial a pesar de que sus votantes saben que la Iglesia ha recibido con él más dinero que con ningún otro gobierno democrático... En eso, las estrategias de PP y PSOE se retroalimentan: uno necesita movilizar a la extrema derecha y al fundamentalismo religioso católico, el otro necesita recordar a sus votantes que hay un enemigo por el que merece la pena acudir a las urnas.
Sin embargo, en la estrategia de la curia pepera hay un matiz que rebela la calaña de su proyecto social. Por una parte, la defensa del derecho al aborto se sustenta en la reivindicación de la libertad de la mujer para empoderarse frente a la sociedad y frente a las estructura familiares tradicionales o ancestrales en la sometían hacíendola esclava de las consecuencias de la prácticas coitales del sexo. El ejercicio del derecho a abortar se constituye en una elección de libertad que se sutenta en la decisión de las mujeres por controlar como ciudadanas libres su rol de madres. Por contra, la Iglesia está tratando de imponer la iliegitimidad de ese derecho y la reproducción, por encima de todo proyecto de sociedad democrática y moderna, de su propuesta de sociedad-familia-patriarcado, sin la que su negocio, básicamente, se vendría abajo. En esencia, la propia campaña de la Conferecia Episcopal Española supura esa idea de que la mujer, como ciudadana, es un elemeno ajeno a la cuestión que se dirime... un lince ibérico (macho), un cachorro humano (macho) y una mujer que, con su imagen castrada a la altura de cuello para destacar su vientre, queda representada exclusivamente por su torso en estado de avanzada gestación. A la Conferencia Episcopal, como a la COPE, "se le entiende todo". Demuestran cuál es en realidad el mensaje de esta campaña... Tras el lema "Protege mi vida" se filtra el mensaje de que hay que proteger un modelo de sociedad en el que la mujer tiene como principal función la reproductora.
Las estrategias comunicativas de las Conferencia Episcopal Española son tan directas como explícitas, sin embargo se le caen de los bolsillos los restos de un modelo de sociedad preñado de rasgos machistas y totalitarios. La campaña pone en contradicción dos elementos; por un lado un niño, por otro un lince... un representande de la fauna española en peligro de extinción. Para la etica vaticana parece que el mantenimiento de una especie en extinción es tan importante como el derecho al aborto de las mujeres, los derechos de las mujeres valen tanto como la supervivencia del lince... o sea, menos que un varón en gestación, menos que un lince ibéico. Pero, ¿cómo cobra efecto el mensaje si el lince no vale nada para los obispos?. Muy sencillo, el valor añadido que convierte a ese animal en un elemento de contradicción es el hecho de que se trata precisamente de un lince... especie protegida que representa la esencia identitaria de la fauna española... simbolo de "unidad genética" de la Hispanidad. Sobre esa comparación se forja la contradicción que trata de evidenciar el mensaje de la campaña... en España, si se protege a los linces, es necesario proteger también a los fetos... El sentido de la imagen neccesita de un glosa explicativa en la parte superior del cartel de campaña en la que se añaden a modo de "friso" en varios fotogramas el proceso de gestación del feto. Por si la glosa no fuera suficente, el emisor del mensaje, los obispos, incluyen su voz sustituyen a la del niño... su pregunta "¿y yo?" se dirige al receptor, pero está construida sobre la base de otros presonajes del cuadro que no hablan, que no se expresan... no lo hace el lince, que se limita a ser sujeto de un rótulo legislativo, tampoco la mujer que no tiene ni cabeza. La mujer, decapitada, es sólo una barriga... e intuimos que lo que lleva en su interior es, con toda seguridad, un varón ... no sería lo mismo si hubiera concebido un lince... y quizá tampoco si fuera un niña.

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