miércoles, 25 de julio de 2012

¿Seguro que Rajoy está de nuestra parte?

¿Seguro que Rajoy maniobra para evitar el rescate total? Esto es una partida de mus en la que no sabemos ni las cartas que llevamos ni las que lleva la otra pareja... da verdadero pánico y la incertidumbre es tremenda... ¿y si el objetivo de todo esto es tumbar el Euro y los que gestionan la crisis del Euro (banqueros y políticos controlados por la banca) son los primeros interesados en cargárselo?
En todo caso, yo sigo abonado a la tesis (optimista y esperanzada, que no queda otra) de que el semestre que viene será durísimo y luego Alemania sacará músculo para "rescatar" a lo que quede de Europa ... ¿eso es bueno o es malo? Pues es la única oportunidad... Lo contrario es que España vuelva a ser África que es lo que hemos sido hasta hace 30 años... sin aborto, sin divorcio, sin servicios públicos... Y que Gallardón nos imponga por ley la ablación... Es sintomático que, justo cuando este país que llaman España está a las puertas de precipitarse fuera del euro, y fuera de Europa, con el euroescepticismo creciendo en los sectores más derechones... eliminen el derecho al aborto que es un signo de modernidad y de libertad de las mujeres y de una sociedad y un derecho en TODA EUROPA, salvo en Malta... Los "africanistas" han vuelto, ¿qué será lo siguiente?

martes, 24 de julio de 2012

Los brahmanes y el león; los políticos y sus consecuencias

A propósito de los "técnicos" que vienen a resolver los problemas de la economía... o los políticos que tienen las soluciones mágicas... o los gobernantes que creen estar en la verdad absolotuta; de los gestores que pretenden desregular la cordura y la prudencia, de la tecnología y los sistemas de desarrollo y explotación del territorio y la naturaleza..., de los riesgos que asumen quienes no sufren sus efectos, a propósito de los que hablan sabiendo de lo que hablan  pero sin pensar en las consecuencias... En definitiva, de los leones y los sabios...

Los brahmanes y el león
[Versión reducida] 
Anónimo hindú (Panchatantra, Siglo II ac)
"En cierto pueblo había cuatro brahmanes que eran amigos. Tres habían alcanzado el confín de cuanto los hombres pueden saber, pero les faltaba cordura. El otro desdeñaba el saber; sólo tenía cordura. Un día se reunieron. ¿De qué sirven las prendas, dijeron, si no viajamos, si no logramos el favor de los reyes, si no ganamos dinero? Ante todo, viajemos. [...] Siguieron su camino y en un bosque hallaron los huesos de un león. Uno de ellos dijo 'resucitémoslo'. El primero compuso el esqueleto, el segundo suministró la piel, la carne y la sangre. El tercero se disponía a infundir la vida, cuando el hombre cuerdo observó:
-Es un león. Si lo resucitan, nos va a matar a todos.
-Eres muy simple -dijo el otro-. No seré yo el que frustre la labor de la sabiduría.
-En tal caso -respondió el hombre cuerdo- aguarda que me suba a este árbol.
Cuando lo hubo hecho, resucitaron al león; éste se levantó y mató a los tres. El hombre cuerdo esperó a que se alejara el león para bajar del árbol y volver a su casa."

domingo, 15 de julio de 2012

Paisajes del colapso, de lo inacabado

El paisaje tras la estupidez especulativa ha convertido a España (y de manera especial a la costa Mediterránea) en un lugar común para la creación contemporánea, para la reflexión ética y estética. En el día a día, la necesidad de sobrevivir a la ignominia que nos rodea, ha hecho que, a la estulticia, hayamos sumado, como rasgo diferenciador de la ciudadanía, la ceguera. Sin embargo, artistas y poetas de la realidad obtienen de nuestro paisaje del desastre reflexiones y procesos creativos que sorprende y que, como decía, se convierten en lugar común. Rafael Argullol comenta hoy, bajo el inspirado y bosquiano título de El jardin de las delicia el trabajo de la arquitecta Julia Schulz-Dornburg Ruinas modernas. Una topografía del lucro (editorial Ambit), un inventario fotográfico que repasa los "monumentos" más destacados de la especulación urbanística. Un trabajo que bucea con ayuda de los textos (entre ellos el de Argullol) en la poética textual y plástica que rodea las ruinas modernas, los proyectos inacabados, las obras imperfectas. Sobre ese colapso, sobre la poética, pero también sobre la ética que rodea los abandonados espacios públicos, trata la intervención en el Museo Reina Sofía de Hans Haacke, Castillos en el aire. La intervención se enmarca en una retrospectiva de un artistas esencial en el Documenta de Kassel desde los años 60 y con una trayectoria y una obra centrada en la conexión entre arte y entorno social, comprometida con el medio, con la actividad económica del hombre y sus consecuencias. La exposición de los años 70 sobre la especulación inmobiliaria en la isla de Manhattan muestra un compromiso extenso e intenso. Las consecuencias de la acción del hombre sobre el paísaje y sobre el espacio público son un eje conductor de la obra de muchos artistas que asumen su trabajo como parte de un compromiso, y no sólo como un ejercicio estético. Posiblemente, Hans Haacke sea un referente para artistas como Daniel García Andujar, del que recuerdo una intervención contundente sobre especulación y corrupción inmobiliaria en la colectiva Tur-ismos, la derrota de la disensión organizada en la Fundación Tapies.
Este paisaje, preñado, este paísaje tras el desastre, es un lugar común global que nos permite reconocernos como depredadores incontrolados. Eso y que lo imperfecto, lo inacabado, lo incomprensiblemente desproporcionado genera atración al vacío. Nos reconocemos en el abandono y la ruina, también en la puerta abierta a explorar. Como niños que, bajo el sol del medio día, buscan un lugar para explorar en la periferia y lo encuentra en una un solar abandonado, una calle sin salida, una realidad a medio crear.

domingo, 8 de julio de 2012

Valencia: regeneración en un laberinto de osos

Llevo días dándole vueltas a una metáfora que me permita darle un sentido, una explicación, aunque sea superficial, al desmoronamiento ético y económico de la sociedad y la política valenciana. Una metáfora que trate de dar sentido, no sólo al hecho de que la clase política gobernante en Valencia se ha asentado en un estado catatónico de incapacidad, sino también a la sensación de que no hay posibilidad aparente de regeneración, toda vez que el problema está enquistado en la forma de producción y reproducción (y hasta de supervivencia) de esta sociedad y que no hay otras posibilidades de felicidad que devorar al otro. No encontraba la metáfora porque me resultaba complicado conectar en un mismo discurso, la realidad de violento expolio y vacío moral en que se encuentran asentados los que detentan de manera directa el poder, con la parálisis y estupidez en la que vive sumida la sociedad valenciana en su conjunto. Es como si la constatación de la corrupción se asumiera por la sociedad como un mal menor y necesario en un paraíso del que nadie quiere salir. Como si la convivencia con depredadores y malversadores fuera la única forma de sostener el ecosistema en el que vivimos, y el miedo a perder la poca o mucha felicidad que poseemos nos paralizara. Es como si un enorme número de ciudadanos y ciudadanas tuviera un compromiso indisoluble con quienes, en realidad, devoran y descuartizan a todo y todos los que sean necesarios para alimentar sus estómagos y mantener el status quo; y están dispuesto a ello, porque la alternativa es (o piensan que es) tan sólo entre comer o ser comido.
En ningún lugar como en Valencia, las normas, la estructura jurídica y administrativa, el poder judicial y los sistemas de regulación se han deteriorado hasta tal punto que estos han devenido en una simple mascarada y en el "laberinto de los osos" que es ahora nuestra ciudad... Como en el documental de W. Herzog sobre el estúpido Timothy Treadwell y su pasión por los osos... todos bailan, juegan, corretean; unos incautos (que no inocente) otros, con la mirada vacía, aburrida y ajena a los problemas que distingue a los verdaderos depredadores, esperan que llegue el hambre para cazar. La comunidad valenciana (sí con minúscula) ha demostrado no ser más que una fuente de recursos explotada irracionalmente por una oligarquía, un experimento perfecto y aberrante entre neoliberalismo democratacristiano y políticas del bienestar expoliado y privatizado (amaños en los PGOU, recalificaciones, cesión de suelo público municipal por convenios incumplidos y lesivos para los interese públicos)... Nuestro sistema financiero ha dado soporte al expolio de las arcas públicas, a la corrupción y al enriquecimiento ilimitado e incontrolado (Banco de Valencia, CAM, Bankia). Las administraciones públicas han hecho caso omiso de sus obligación de control, cuando no han cedido sus responsabilidades a instituciones de derecho privado que han especulado con la acción de servicio público (contratos de obras amañados y leoninos, calatraveros, empresas públicas de servicios destinadas al desfalco como CIEGSA, ayudas desmesuradas e irracionales al sector agrícola, privatización de servicios públicos quebrados como la educación o la sanidad..., sistemas de ayuda pública básica para la cohesión social como la cooperación y la solidaridad desmontados para desviar el dinero a intereses privados, aeropuertos ficticios, depuradoras de corrupción, impagos a discapacitados). Y, sobre todo, se ha comprado la voluntad, con enorme facilidad por cierto, de una casta especialmente sensible al fasto, al premio,  al interés, la jerarquía... se ha comprado y amañado el funcionamiento del sistema judicial (único cortafuegos a la corrupción y el desmoronamiento del estado) a golpe de manipulación y caciquismo, haciendo imposible ninguna posibilidad de freno, contrapeso, limitación o retardo en la acción feroz de violencia animal contra los intereses generales (Fabra sin juzgar, Camps exonerado por un tribunal popular tutelado por fantasmas innombrables, jueces que no instruyen, víctimas de Metro sin amparo, impagos que arruinan a personas y empresas con normalidad de quien imparte misa diaria..., imputados que libran pagando abogados y jueces con el dinero de los desfalcado en administraciones y banca pública). Se podría decir que el desarme moral ha convertido Valencia en un bosque seco y lleno de aliagas que cuando ha prendido no ha tenido ni cortafuegos y recursos suficientes para su extinción y ha consumido sin freno todo lo que ha cogido y cogerá a su paso. Pero la metáfora del fuego no explica la pasividad de la sociedad ante la barbarie, ni la incapacidad de reacción, ni el abandono ético. Desde mi punto de vista, el problema es de índole más profundo... Durante años, una serie de loobies y un sector económico, afianzados en la burbuja inmobiliaria y el subidón de felicidad del dinero fácil y aparentemente eterno, ha puesto a la cabeza de esta sociedad a una generación de estúpidos desequilibrados, que compraron la idea del edén mediterráneo eterno e infinito. Ese grupo de estúpidos (en el sentido que Cipolla usa estúpido, personas cuya acción hacen daño a los demás al tiempo que se lo hacen a si mismos), son gentes que no podían (no podríamos, tampoco yo) soñar nunca con vivir en un mundo de lujo, derroche, disfrute sin límite, riqueza de nuevo cuño, felicidad publicitaria y brillante luminosidad pública que se les ofreció de pronto. Estos estúpidos se vieron en el medio de un gran foco público, desbordante de lentejuelas... como una falla perpetua, como una fiesta interminable, como una feria de madrugada que no termina, como una juerga de instituto sin exámenes, como un bautizo sin recién nacido, como una despedida de soltero sin boda ... La felicidad fácil e irreflexiva convirtió a masas de estúpidos sin sentido social en adalides de la nueva cultura del dinero fácil... Formulas 1, equipos de fútbol galácticos, fiestas glamurosas de veleros internacionales, cultura de barraca vendida como referente de la globalidad. Un tsunami de felicidad material superficial sostenida por la bendición, claro está, de la Iglesia y el Papa, los mayores sicarios del capital y de la explotación del hombre, la mayor maquinaria jamás conocida por la humanidad al servicio del embuste, de embaucar y de manipular a las masas de estúpidos, de torcer toda cultura hacia la alienación. De pronto, un reducido número de depredadores que campaban a sus anchas por estas tierras, se encontraron rodeados de estúpidos que ensalzaban su expolio, su innata y comprensible necesidad de alimentarse sin límite. Y esos estúpidos les entregaron a esos depredadores su territorio y su futuro en la ilusión de que en la mirada vacía y perdida de los políticos y empresarios que nos han gobernado había algo más que el afán por sobrevivir a costa de quien fuera.
Pero en esta metáfora no hay culpables, eso es una certeza a la que también he llegado con la reflexión reciente de los hechos... Los estúpidos no son culpables, nadie es culpable, no son más que un rebaño que quiere sobrevivir y, como todos, buscan un medio, uno entre otros posibles, quizá el único que les han ofrecido, él único que han percibido como viable; lo demás lo hace su estupidez. En realidad Valencia, esta comunidad, se ha convertido ni más ni menos que en una ciudad más de los millones de ciudades premodernas y globales que pueblan el planeta: en un "laberinto" de osos que devoraban a su paso y se devoraban entre ellos. Todos los estúpidos vivieron durante años disfrutando del festín que alguien impulsaba, y se aprovecharon. El problema es que ahora, con la sequía, los osos de verdad se comen a los humanos que soñaron con la felicidad, y no hay nadie que los detenga. Los embaucadores se refugian, y los estúpidos se quedan en terreno de nadie esperando de nuevo una ola que les lleve hacia arriba. Pero solo queda vació espiritual y ausencia irreflexiva de órdenes éticos. Quizá, en realidad, no haya otra cosa, con o sin burbuja inmobiliaria, que un laberinto de osos en el que nos devoramos unos a otros.

domingo, 1 de julio de 2012

Mentiras, responsabilidad social y comunicación

Asisto a un encuentro para evaluar el papel de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en la misión de las administraciones públicas. Me pregunto qué papel ha jugado este concepto del márketing social en entidades como Bancaja (Bankia) y la CAM, donde han dejado a miles de personas sin sus ahorros, sin sus bienes. Es la historia de entidades promoviendo la captación de fondos para destinar los beneficios a obras sociales... que en los úlitmos años, las Cajas de Ahorros se han esforzado por captar clientes vediendo un nuevo concepto de la redistribución llamado "responsabilidad" que reformula la función de servicio público en marca, en imagen, en concepto. Luego la estafa, el engaño, dejar a los clientes sin recursos. Las marcas crecen para tapar y para ocultar... la RSC es una tapadera para intensificar el desmontaje de las estructuras de interés general, para limitar el control sobre lo público, para derivar a la "intencionalidad", la bondad, la caridad el acto de distribiución y redistribución de lo que se ha sustraído. "Deberíamos liberarnos por fin de la seducción de las palabras", decía Nietzsche, que no podía ver en la intencionalidad humana otra cosa que la obsesión por el poder, por el dominio, por el expolio. Cuanto más "responsabilidad social", más hambre de expoliar, de someter, de desposeer.

Valencia, fuego y extinción

En Valencia la fiesta no termina... es imposible detener una fiesta si la muerte llama a la puerta... porque el ruido de la orgía es necesaria para que no se escuche el rumor de la extinción. El fuego es la naturaleza desbordada. Alegoria de la extinción. Toc, toc... es la peste que avisa de que ya está aquí. En el fuego "la gente no da más, la gente está cansada, la gente debe descansar", dice un brigadista... "Somos impotentes, estamos haciedo todo lo que se puede, ni Cristo puede parar esto". A merced de la catástrofe "nadie tiene la culpa, nadie lo esperaba". Valencia, como un "hortus conclusus", se aisla dentro de una burbuja de aire acondicionado y terrazas playeras. En el exterior todo se quema, huele a cenizas, pero no lo suficiente.  Una llama de fuego que salta entre las copas de los árboles llama a las puertas del paraíso.

lunes, 25 de junio de 2012

La prisión en la que vivimos se privatiza



Krugman pone el foco hoy, en el suplemento económico de El País, sobre el proceso de privatización del sistema penitenciario en el estado de New Jersey. No es una noticia nueva... Es un rumor que nos persigue desde que los buitres de lo privado están a la búsqueda de futuros filones para convertir en negocio el sistema de de garantías sociales. Convertir en tráfico y traficar con la suspensión temporal de la libertad son una frontera que se pensaba muy lejana. Foucault levantará la cabeza desde la tumba para ampliar sus reflexiones sobre el ejercicio de represión que supone el sistema penitenciario a la luz de este ejercicio de neoliberalismo rampante. Los mismos loobys económicos controlan legislación de un estado, controlan también la privatización de las administraciones que regulan la entrada y salida los presos, sus necesidades, la capacidad de los centros... El sector privado tendrá el poder sobre la realidad paralela que es la suspensión de la libertad, una realidad que crece a la sombra de los intereses de rentabilidad, de especulación en Bolsa...  Se entrega las llaves de nuestra celda a los gestores de la deuda estatal, mediante contratos administrativos leoninos. Josep Fontana, recientemente, en una conferencia en el Centre Cultural La Nau ya apuntaba que el negocio de las "prisiones" evidenciaba poner los derechos fundamentales en manos de las desregulación.
Un bucle perverso en el que los ciudadanos, al tiempo que cerramos los ojos al deterioro "privatizado" de las prisiones, con la excusa del abaratamiento de nuestros "impuestos", nos condenamos a un futuro de derechos fundamentales vigilados por el club Bilderberg. ¿Quién controla la búsqueda de beneficios procedentes de meter a gente en la cárcel? Los rumores sobre el futuro de las prisiones privadas españoles también han llegado a la Generalitat... a Siete Aguas para ser más concreto...