sábado, 23 de enero de 2010

Circuit Teatral Valencia amenazado

El gobierno del PP en la Generalitat Valenciana ha iniciado una nueva "cruzada" a la reconquista de los últimos espacios de la cultura valencian que todavía no tenía bajo su control. Ahora le ha llegado el turno a la programación teatral municipal y, en concreto, al Circuit Teatral Valencià. Tras años de nigunear y de recortar presupuestariamente el proyecto de programación cofinanciada con los municipios que disponen de programación estable, ahora, la puntilla es el cambio definitivo de modelo que deja el Circuit Teatral prácticamente condenado a su desaparición (este informe que enlazo es un relato histórico y actual que contextualiza muy bien el problema). Sí es cierto que el modelo del Circuit era mejorable y se sabe desde hace tiempo del control que a través de él ejercían ciertos programadores sobre la difusión de las producciones teatrales valencianas. Pero da la sensación de que lo que Teatres de la Generalitat pretende es desarticular un espacio de programación que no controla y que en términos presupuestarios debe ser algo así como un milésima parte del enorme y monstruoso que es el pozo sin fondo del gasto sutuario en cultura espectáculo y deporte de minorías adineradas que lleva años perpretando el PP en Valencia. Un gesto más del gobienro de Camps para evitar que se le escape un mínima bocanada de pluralidad y libertad de creación cultural por algún resquicio.

martes, 12 de enero de 2010

Ley de Economía Sostenible o cómo proteger a los creadores en una Internet desregulada


El gobierno de Zapatero ha corregido la redacción inicial de la Ley de Economía Sostenible tras semanas de presión de la sociedad red y aplicando cierto sentido común: resultaba una acto de barbarie entregar el control sobre la clausura de webs y blogs a la "industria cultural" a través de una comisión administrativa sin pasar por la tutela judicial. La nueva redacción de la ley convierte a la comisión administrativa sobre derechos de autor y al Ministerio de Cultura en una instancia de arbitraje... y traslada a la Audiencia Nacional la competencia de cerrar los sitios de Internet que vulneren el derecho a la propiedad intelectual. Sin embargo, la corrección no ha servido para acallar las protestas y las asociaciones de internautas que han decidido dar la batalla con un sitio web y con la amenaza de protestas y acciones directas contra las instituciones del Estado implicadas en esta regulación de los derechos de autor que se pretende implantar.
El mantenimiento de las protestas, me da la sensación, no termina de encontrar anclaje legal en el marco de la nueva postura de Gobierno y Ministerio. El hecho de que se actúe contra sitios web que se lucran con la descarga de archivos sometidos a derechos de propiedad intelectual es una obligación de cualquier estado de derecho y así se está aplicando en toda Europa. No hay salida. Además, a diferencia de otros estados, la propuesta española pretende actúa contra las entidades o personas físicas que, desde un sitio web, se lucren o vulneren la propiedad de creaciones, pero no contra quienes se las descarguen o las intercambien, no contra los usuarios, con lo que se garantiza la difusión de la cultura y el derecho a la libre utilización de la copia privada de una obra.
Es necesario, desde luego, que la industria cultural reforme su modelo de comercio y se transforme el mercado de la cultura. La red y las tecnologías digitales van a forzar a ello y van a obligar a este cambio se quiera o no. Pero esta transformación en curso no se puede hacer a costa de negar o ningunear a una parte esencial en la cultura: el autor, el creador. Es necesario reformular el modelo de creador en la sociedad red... y sería deseable que quienes disponen de un bien cultural lo gestionen libre de derechos de autor con el fin de democratizar la cultura de manera real gracias a la revolución de las tecnologías de la comunicación. Pero un hecho deseable o esperable no puede ser una imposición, y mucho menos una imposición de un sistema de "intermediación" como es la red. El derecho a la propiedad intelectual en Internet y en el desarrollo de las tecnologías de la comunicación es la garantía de superviviencia para muchos creadores, y sin la posibilidad de que estos puedan gestionar los beneficios de sus obras en favor del mantenimiento de su proceso creativo es muy probable que algunos creadores se vean obligados a "extinguirse". Cualquier cambio en el sistema de gestión y difusión de la cultura ha de preservar al creador y al autor como máximo valor del proceso... y me da la sensación de que en algunos alegatos a favor de la liberatad absoluta y desregulada de la red se atenta contra la supervivencia del creador.
Es necesario un equilibrio entre la difusión y la democratización de la cultura con la defesa democrática de la propiedad de los creadores (no de la industria). Si no es admitible que la SGAE abogue por convertirse en una máquina de extorsión cultural, tampoco lo es que determinados agentes de la red se instituyan en defensores de la "libertad de mercado cultural" sobre la base de negar los derechos de los que deciden asumir procesos creativos dentro o fuera de la red Internet. La liberta de expresión sin límites sobre la propiedad intelectual, el honor, la intimidad o la propiedad de otros no es un derecho fundamental de nuestro sistema constitucional. No se trata de defender a la industria frente a la libertad de comunicación y de expresión... sino defender a los creadores en el contexto de una nueva industria cultural y de la comunicación que se sostiene y se está creando en y gracias a Internet.

jueves, 7 de enero de 2010

Poesía digital


La lectura de una entrevista con el profesor de teoría de la literatura y poeta Joan Elies Adell en la que reflexiona sobre la experiencia de la poesía digital, de las nuevas formas de literatura que aprovechan o se fundan sobre las tecnologías digitales y el uso de la red Internet nos alerta sobre falta de asideros para capturar las experiencias creativas que se nos escapan entre las redes inconsistentes del tiempo y de los flujos de información veloz. Adell ha investigado con profundidad sobre la cultura digital y en particular sobre la evolución de la música popular en el contexto de la sociedad digital. Desde hace un tiempo analizar e imparte clases en la UOC sobre teoría literaria y, en especial, sobre la nuevas formas de creación literaria. Es necesario hacer una cata en el universo difuso e interdisciplinar que es la poesía digital en el que se mezclan pantallas, textualidades, imágenes, interactividad en diversos formatos y terminales audiovisuales. Son productos creativos a mitad camino entre la poesía, la escultura, el cine, la pintura, que es todo eso y no es nada de eso ... Una de las pocas conclusiones y certidumbres que se pueden sacar en estos segundos que nos recorren es que la era digital tiene unos fundamentos "líquidos" (Z. Bauman) y que las formas de pensar la creación artísitca están en transformación permanente ... A ello se añade que la estabilidad y superviviencia de "lo digital" está tan en duda como un rastro de tiza en la pared. Como ejemplo y lectura (experiencia) recomendada "Stunningly Harmful Songs" de Jason Nelson. Algo se nos escapa entre las manos mientras asimos el teclado y miramos la pantalla.