martes, 12 de enero de 2010

Ley de Economía Sostenible o cómo proteger a los creadores en una Internet desregulada


El gobierno de Zapatero ha corregido la redacción inicial de la Ley de Economía Sostenible tras semanas de presión de la sociedad red y aplicando cierto sentido común: resultaba una acto de barbarie entregar el control sobre la clausura de webs y blogs a la "industria cultural" a través de una comisión administrativa sin pasar por la tutela judicial. La nueva redacción de la ley convierte a la comisión administrativa sobre derechos de autor y al Ministerio de Cultura en una instancia de arbitraje... y traslada a la Audiencia Nacional la competencia de cerrar los sitios de Internet que vulneren el derecho a la propiedad intelectual. Sin embargo, la corrección no ha servido para acallar las protestas y las asociaciones de internautas que han decidido dar la batalla con un sitio web y con la amenaza de protestas y acciones directas contra las instituciones del Estado implicadas en esta regulación de los derechos de autor que se pretende implantar.
El mantenimiento de las protestas, me da la sensación, no termina de encontrar anclaje legal en el marco de la nueva postura de Gobierno y Ministerio. El hecho de que se actúe contra sitios web que se lucran con la descarga de archivos sometidos a derechos de propiedad intelectual es una obligación de cualquier estado de derecho y así se está aplicando en toda Europa. No hay salida. Además, a diferencia de otros estados, la propuesta española pretende actúa contra las entidades o personas físicas que, desde un sitio web, se lucren o vulneren la propiedad de creaciones, pero no contra quienes se las descarguen o las intercambien, no contra los usuarios, con lo que se garantiza la difusión de la cultura y el derecho a la libre utilización de la copia privada de una obra.
Es necesario, desde luego, que la industria cultural reforme su modelo de comercio y se transforme el mercado de la cultura. La red y las tecnologías digitales van a forzar a ello y van a obligar a este cambio se quiera o no. Pero esta transformación en curso no se puede hacer a costa de negar o ningunear a una parte esencial en la cultura: el autor, el creador. Es necesario reformular el modelo de creador en la sociedad red... y sería deseable que quienes disponen de un bien cultural lo gestionen libre de derechos de autor con el fin de democratizar la cultura de manera real gracias a la revolución de las tecnologías de la comunicación. Pero un hecho deseable o esperable no puede ser una imposición, y mucho menos una imposición de un sistema de "intermediación" como es la red. El derecho a la propiedad intelectual en Internet y en el desarrollo de las tecnologías de la comunicación es la garantía de superviviencia para muchos creadores, y sin la posibilidad de que estos puedan gestionar los beneficios de sus obras en favor del mantenimiento de su proceso creativo es muy probable que algunos creadores se vean obligados a "extinguirse". Cualquier cambio en el sistema de gestión y difusión de la cultura ha de preservar al creador y al autor como máximo valor del proceso... y me da la sensación de que en algunos alegatos a favor de la liberatad absoluta y desregulada de la red se atenta contra la supervivencia del creador.
Es necesario un equilibrio entre la difusión y la democratización de la cultura con la defesa democrática de la propiedad de los creadores (no de la industria). Si no es admitible que la SGAE abogue por convertirse en una máquina de extorsión cultural, tampoco lo es que determinados agentes de la red se instituyan en defensores de la "libertad de mercado cultural" sobre la base de negar los derechos de los que deciden asumir procesos creativos dentro o fuera de la red Internet. La liberta de expresión sin límites sobre la propiedad intelectual, el honor, la intimidad o la propiedad de otros no es un derecho fundamental de nuestro sistema constitucional. No se trata de defender a la industria frente a la libertad de comunicación y de expresión... sino defender a los creadores en el contexto de una nueva industria cultural y de la comunicación que se sostiene y se está creando en y gracias a Internet.

2 comentarios:

  1. Estimado Gonzalo, la nueva redacción de la futura L.E.S. no se ha corregido en los términos que afirmas en tu anotación; sino todo lo contrario, la intervención judicial de la que hablas se postula como el final del "iter" de un procedimiento administrativo en la vía contencioso-administrativa, y no en la vía civil o penal que es "lugar" que le corresponde.

    Con esta normativa que pretende el ejecutivo no se trata de "industria cultural sí, industria cultural no", sino de derechos sí o derechos no.

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  2. Hola Max:
    Gracias por tus comentarios.
    No me veo capacitado para una controversia jurídica, pero un lectura detenida no coindice con lo que indicas. En texto de la LES hace referencia a un procedimiento de "arbitraje" y el cierre de la web corresponde a la Audiencia Nacional que puede perfectamente no admitir el procedimiento de cierre si se constata que se conculcan derechos fundamentales relativos a la libertad de expresión o acceso a la información. Dicho eso, hay garatías judiciales que es lo que se pedía. Creo que hay que evaluar este procedimiento a la luz de lo que está ocurriendo en Europa (conozco el caso de Alemania), donde se actúa de manera directa, expeditiva y sin intermediación judicial contra los usuarios finales, lo que limita enormemente la difusión de la copia privada de un producto. Lo que intentaba explicar es que creo que el desmontaje del actual modelo de industria cultural no se puede hacer sobre la base de la indefensión de los derechos de los creadores, porque eso puede secar el "pozo" de la creatividad y la forma de vida de mucha gente. Hay que desestructurar ese modelo industrial, e Internet es el medio, pero los artistas tienen derecho a defender sus intereses hasta que el modelo se ajuste y les permita sobrevivir. Un abrazo.

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