lunes, 2 de marzo de 2009

Ayudas públicas, diezmos tecnológicos y amanuenses subvencionados



Mientras, las tecnologías móviles (redes abiertas en las ciudades y telefonía 3G) siguen creciendo y apuntan al futuro inevitable, el sector audiovisual presiona al Gobierno de España a través de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones, para que la Ley General del Audiovisual que se está redactando les libere de las obligaciones de digitalizar las señales y las emisiones radiofónicas y también abandone parte del mercado publicitario que ocupan los entes públicos de radio televisión. Piden eso y también que les den ayudas públicas contantes y sonantes. Las empresas de comunicación piden las ayudas de los estados (ha empezado en esa línea Francias y Holanda, y parece que España les va a seguir) supuestamente para superar una crisis financiera y de consumo, pero en realidad, como en el caso de los bancos, la crisis es más profunda; se trata de una crisis estructural que afecta al modelo en el que los ciudadanos acceden a la información, a la cultura y al entretenimiento. Seguir alimentando una industria en crisis es tan inútil como subvencionar a unos bancos que no destinan sus fondos a financiar ni la economía productiva ni a las familias, sino a mantenerse como fuente de recursos para oligarquías y oligopolios económicos que supuestamente, desde el paradigma liberal de que cuanto más ricos sean los especuladores mejor será el bienestar de las sociedades Occidentales. En realidad, es como financiar los monasterios de amanuenses en plena revolución de la imprenta... o como poner el diezmo a disposición de la nobleza ante el temor que el régimen estamental se desmorone y nos quedemos sin tierras que cultivar. El acceso a las tecnologías, que son el verdadero problema para el futuro de las industrias audiovisuales tal como las conocemos, sigue siendo una quimera para amplios sectores de la población. Destinar fondos a mentener arcaicas estructuras de comunicación en lugar de dar soporte a la democratización de las teconologías, es tan absurdo como darles dinero a los banqueros que se llevan los fondos a paraísos fiscales. Véase el informe de Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) sobre el índice de desarrollo tecnológico de 154 países y veremos que la crisis se oculta tras un desarrollo de las redes de comunicación y una estructura de acceso a las tecnologías lleno de desequilibrios.

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