lunes, 12 de enero de 2009
¿Dudas sobre la desregulacion en la industria audiovisual?
La crisis económica ha puesto en duda las virtudes del mercado como único mecanismo de regulación de los espacios públicos y de los bienes de interés general. La regulación de los espacios de construcción de la opinión pública o de las industrias audiovisuales, como los mercados de valores o la gestión de los ahorros de los ciudadanos, han sido considerados un atentado a los dogmas de libre mercado y del liberalismo sin fronteras que supuestamente articulaba el crecimiento sin fin y la acumulación ilimitada de la riqueza de unos pocos (cada vez menos). Como consecuencia de ello, cada vez menos tienen más y cada vez menos controlan más y mejor los flujos de los mensajes de masas y las correas de transmisión de la cultura industrializada y serializada. Sin embargo, las tecnologías de la información y el crash de la avaricia sin límite ha desmoronado el castillo de naipes. Igual que Joseph E. Stiglitz, economista posibilista, defensor del mercado regulado y crítico de la globalización (partidario de una globalización humana y bajo el control de los intereses humanistas y solidarios) muchos nos acogemos ahora en esta situación de invertidumbre a nuestras certidumbres del pasado cercano y testarudo en el que pensábamos que los bienes limitados que sostienen las bases del desarrollo solidario de nuestra sociedad globalizada requieren de la regulación de quienes son sus legítimos propietarios y beneficiarios. El espacio público de la comunicación y los efectos de las industrias de comunicación de masas forman parte del interés general de los ciudadanos y no pueden ser ni "armas" en manos de un ejército de sicarios o mercenarios, ni paraguas para quienes disponen de crédito para compara lo que sea al precio que sea por encima de todos nosotros.
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