viernes, 9 de enero de 2009

Gaza: genocidio y apagón informativo


El primer signo de crímenes de guerra en un conflicto se detecta cuando una de las partes limita la libertad de información y trata de bloquear el acceso a los profesionales a un campo de batalla (o a un campo de refugiados en el caso de Gaza). Desde el mes de noviembre Israel había iniciado un progresivo apagón informativo, denunciado por una organización con estrechos vínculos con los intereses occidentales como Reporteros sin fronteras. El objetivo es, habitualmente, y era en esta ocasión borrar huellas de las consecuencias del bloqueo en Gaza y de la cercana y posible intervención militar. No es nuevo, la acción de los reporteros en conflictos y su manipulación. Un ejemplo de esta acción perversa de las fuerzas ocupantes es la presencia de prensa autorizada o "empotrados" en la última Guerra de Irak en las fuerzas de ocupación de EE.UU, una forma sutil de censura castrense como la define Víctor Sampedro. Es lo que Fernando R. Contreras y Francisco Sierra han definido en su obra colectiva como "cultura de guerra" y que Alejandro Pizarroso acuño en su documentado análisis de la estrategia comunicativa de EE.UU en la primera guerra del Golfo como "la guerra de las mentiras". Sin embargo, en una zona tan vinculada con el entorno del Mediterráneo como Gaza, es difícil que no se filtren los datos de lo que está ocurriendo, aunque tan sólo sea la escalofriante cifra de muertos. Hasta es muy probable que Israel, a pesar de haber tratado de cerrar los objetivos y de callar las bocas, termine perdiendo la guerra de las imágenes y de la información.

1 comentario:

  1. Sobre la mesa de estrategia no sólo se sitúan muñecos de infantería. Los tanques y las balas tienen un compañero más, otra arma que usar para destruir (de una forma u otra): el tratamiento de la información. Bien para confundir, bien para dar al mundo la imagen de la guerra que se desea o para evitar que se de otra, pero la guerra de las imágenes y de la información es parte del desastre. Al final, la guerra no deja vencedores, tan sólo llanto, engañados y de nuevo la cara más triste de la voluntad humana.

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