Lo más interesante de la campaña electoral en los EE.UU no es el encumbramiento de Obama como el nuevo Kennedy en negativo, sino la fuerza política que puede desencadenar un candidato (una candidata) armada con las estrategias de la comunicación en estado puro. Es cierto que Obama es un seductor nato, pero equilibra esta capacidad de captación de votos con la camaleónica alternancia de proyectos políticos serios y fundamentados. Sarah Palin, sin embargo, es una fuerza de la naturaleza, es una diosa de la cámara, es una creadora de sensaciones, de atracciones, de pasiones. Al senador Biden lo puso en la siguiente tesitura: tu sabes mucho, pero yo te tengo en el bote, a ti, y a media América. Con esas armas, Palin ha dado una pequeña esperaza al tullido héroe de guerra de MaCain, un verdadero acicate para el espectáculo mediático.
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