domingo, 13 de febrero de 2011

Economía... pero ¿qué sociedad?


Merkel (o los economistas de la corte germana) nos van a imponer un nuevo modelo de relaciones laborales... la competitividad como solución. El milagro alemán (el de 2011 creciendo al 4%) es el ejemplo, si en Alemania han funcionado las reformas y los ajustes de cinturón y el resultado ha sido estabilidad salarial, baja inflación, crecimiento y trabajo para todos (y los que vengan), ¿por qué no va a funcionar con los peninsulares y otras subespecies unioneuropeas? Las dudas asaltan si se leen dos opiniones tan diversas sobre la oferta reformista como las de J. B. Donges (economista de capilla y burócrata medular del estado Alema) y Antón Costas (columnistas de diario liberalsocialdemócrata moderado pero sistémico). De la lectura me asalta una sospecha; quienes defienden la austeridad y el ajuste de salarios para salir de esto no analizan que, mientras el modelo alemán esta configurado para que los beneficios del ajuste salarial reviertan en el estado y en el Bienestar (estado y redistribución), en España, los ajustes sirven y han servido únicamente e históricamente para aumentar los beneficios empresariales e, indirectamente, llenar las cajas de la fuga de capitales al paraíso fiscal... que es dónde está todo lo que se ha defraudado a cajas, municipios y autonomías en estos años de bonanza. Quienes defienden el ajuste, la austeridad y el recorte (competitividad) tampoco dicen que mantener un sistema en el que todos ganan sin pensar en el modelo significa mantener un sistema de sueldos y de beneficios empresariales irreal. Mientras lo que se repartía era la financiación que llovía del cielo vía cajas y bancos sin control, regulación y sin sentido, esa irrealidad no importaba, no importaba si nuestro sueldos subían el 3 o el 4% (aunque la productividad era mínima) y no importaba si el piso valía lo que pagábamos o no, o si te daban el 80% o 120% de su valor en la hipoteca. El dinero no era nuestro. Ahora sí, ahora el dinero tiene que salir de aquí, porque a España no le prestan ni las ratas. Luego el problema, no es sólo conseguir más competitividad y productividad, sino decidir si vamos a ser un estado social como Alemania o una jungla como EE.UU, y Valencia, el País Valenciano y España, se parecen cada vez más a una jungla. Aunque nos mentimos diciendo que asumimos el proyecto de la UE (o sea de Alemania), en realidad, no se cumplen gran parte de los compromisos de un estado social. En definitiva, es el modelo de sociedad lo que está en juego, la estructura del reparto de los beneficios reales y su redistribución con el objeto de hacer una sociedad menos desigual, frente a la especulación, el endeudamiento desmesurado como mecanismo de estafa masiva de lo público y la desigualdad cabalgante. No es otra cosa, lo que tenemos entre manos, si es que aún está en las nuestras, que parece que no.

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