
Zapatero
linchado dentro de su partido y fuera. Camps
arrastrando su hernia bien trajeada como una cruz que sube consigo a los escenarios públicos, acosado por las
facturas de Calatava como una corona de espinas. Martirologio de la política española, los políticos a merced de las iras del pueblo desatado, deseoso de desfogar su impotencia, su hambre de
sed y energia, su crisis. Jóvenes políticos,
en viejas franquicias, atractivos, brillantes, sacrificados en el gran volcán de los
mass media y en la Red a más gloria de un Reino de democracia formal (germánica en lo económico y atlántica en lo militar) en el que sabemos quien reina pero no quien gobierna. Las redes de la información al servicio de un poder (
Castells dixit pero sin apuntar) que ha decidido fustigar en el pilón a los carneros pascules antes de que el pueblo decida si los sacrifica. Se acerca el Viernes de Pasión,
Ecce Homo.
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