lunes, 5 de enero de 2009

Miedo, censura y crisis económica


El miedo es uno de los objetivos que todo estratega pretende conseguir, en su enemigo. Los objetivos son mucho más fácilmente accesibles si el "target" se encuentra paralizado por el terror, por el pánico. Esa es la forma en la que los ejércitos se plantean minar la moral de sus contrincantes, socavando las bases morales y poniendo en jaque las bases de la identidad física y corporal de un cuerpo militar o de un cuerpo social. H. D. Lasswell ya adelanto en los principios del Mass Communication Research (Propaganda Techniques in the World War, 1927) que el proceso de comunicación en el marco de los medios de masas se produce de una manera claramente asimétrico cuando el receptor interpreta los mensajes bajo la presión del miedo y del temor a la pérdida de las bases físicas y económicas que sustentan su existencia. Aquellos Estados o instituciones administrativas-empresariales que controlan estructuras de comunicación de masas saben bien como convertir los mensajes de éstos en la correa de transmisión del pánico necesario para que una sociedad odie, tema y sienta deseos de venganza respecto de un supuesto pueblo enemigo. Los ejércitos que no disponen de esas estructuras de comunicación adoptan estrategias de terror que les permitan trasladar mensajes que desequilibren el equilibrio emocional del enemigos. Los cárteles del narcotráfico mexicanos han conseguido convertir en un lugar común de los medios de comunicación la imagen de los decapitados como mensaje de indudable significado: la violencia no conoce el límite en el cuerpo del enemigo. El ciclo de crisis económica en la que se haya sumergida la economía de mercado global se somete a las leyes de la guerra y trata de aplacar y controlar los mensajes de los medios de comunicación tras achacarles, en parte, el desencadenamiento de un pánico económico que amenaza con hacer tambalear los ingresos de algunos de los negocios que han enriquecido a las clases financieras en los últimos años.  El Parlamento británico y la CNMV pretenden aplicar mecanismos de regulación de los mensajes de los medios, similares a las estrategias que se tratan de aplicar con los mensajes que pueden afectar a sectores vulnerables de la sociedad (infancia, juventud, mujeres maltratadas). Se trata, pues, de encontrar los resquicios para que el miedo no cunda en el "target", que el enemigo no se sienta amenazado por la información y se mantenga abierto a las estrategias informativas del mercado. En este caso, el miedo es el principal enemigo de una campaña "comercial" que no puede soportar por mucho tiempo la apatía compradora. Con la ayuda económica del estado, ciertos tejidos productivos como el automóvil y el mercado inmobiliario están capeando el temporal, y necesitan ahora de una realidad informativa que se adapte a las exigencias de sus estrategias comerciales. Lo consumidores, como los ciudadanos, terminaremos siempre a merced de quien domina la fuentes de la información para instigar en nosotros el miedo o para mitigarlo, o al menos eso pretenden.

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